MUJERES EN LA GESTA LIBERTARIA
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INTRODUCCIÓN
El proceso histórico de la independencia de Bolivia es señalado por varios historiadores del tema desde los años de 1810 a 1825, llamándole la Guerra de los 15 años. Sin embargo, en la actualidad ya de casi aceptación general que este transcurrir de confabulaciones y luchas revolucionarias parte desde 1780 con la gran sublevación indígena.
La participación femenina fue muy importante desde las primeras acciones de insurgencia, su intervención en la organización de reuniones secretas, apoyando y tomando parte junto a padres, esposos, hermanos e hijos sobresale nítidamente. El espíritu de rebeldía femenino brota en defensa de la tierra de sus mayores en un temprano despertar de su futura nacionalidad, mostrando valor y sacrificio en el tormentoso camino hacia la independencia.
Heroínas y patricias altoperuanas figuran con letras imperecederas entre las célebres de la guerra libertaria, alistándose prontamente al llamado de rebelión y libertad de valles, altiplano, ciudades y pobladas orientales, dejando en la posteridad sus hazañas.
La subordinación y discriminación del conjunto de las mujeres en la sociedad, sumados al hecho de ser mujeres pobres del pueblo, las relegó a un olvido histórico, a pesar del importante papel que jugaron en los históricos cambios sociales. Nuestro país, al igual que todos los países de América que vivieron bajo el dominio de potencias extranjeras, está lleno de ejemplos heroicos de mujeres que lucharon y se atrevieron a desafiar la brutalidad de los invasores.
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MUJERES HEROICAS
Kura Oqllo (1536)
Kura Oqllo ayudo a su esposo Manco Inka Yupanqui a llevar a cabo el plan de reconquista del Perú con un gran ejército. Ella se encargó de iniciar el bloqueo de la ciudad del Cuzco desde la fortaleza de Saccsaywuaman. Las batallas continuaron. Kura Oqllo y Manco Inka, no sólo se enfrentaba a españoles, sino también a los ejércitos comandados por sus propios parientes. Tuvieron que huir hacia Yucay, pero Hernando Pizarro, por venganza, ordenó matar muchas mujeres que también lucharon por la reconquista. Kura Oqllo fue capturada y conducida al Cuzco, donde Francisco Pizarro ordeno matarla a flechazos. Esta mujer fue una de las primeras heroínas que murió con valor por recuperar sus tierras y mostró dignidad, patriotismo, coraje y amor a su tierra y su raza.
Micaela Bastidas Puyuqawua (1781)
Esposa de José Gabriel Condorcanqui, Túpac Amaru II, Precursora de la independencia americana, Constituye imagen de la mujer peruana. El 18 de mayo de 1781, Cusco fue testigo de la ejecución de esta heroína de 37 años de edad, ajusticiada en la plaza Mayor o Waqaypata. Generala, intuitiva, organizadora, conductora. Era el cerebro de Túpac Amaru II. La mujer que lo guía, lo alienta, y a veces lo recrimina; la madre de extraordinarios hijos.
En una carta Micaela dice a su marido: " Chepe mío, estás perdiendo el tiempo; hasta cuando me vas a llenar de pesadumbres; por qué te equivocas, o por qué no marchas al Cusco".
Error estratégico que le costó la vida a Túpac Amaru y la ansiada libertad a América. Micaela Bastidas fue ejecutada antes que José Gabriel Condorcanqui. La noble y valerosa mujer subió al tablado de la muerte orgullosa y altiva, con rostro desafiante, Sus verdugos trataron inicialmente de arrancarle la lengua, pero opuso tal resistencia que solo lo pudieron hacer después que estuvo muerta.
Sometida a la pena del garrote, padeció infinitamente, pues por tener el cuello sumamente delgado el torno del metal no logro ahorcarla, entonces le fue aplicado un lazo alrededor del cuello, tirando de él dos españoles hasta ahogarla, a la vez que le aplicaban puntapiés en el vientre y en los senos.
Bartolina Sisa (1781)
Bartolina Sisa y su esposo Julián Apaza (Túpac Katari) batallaron contra el ejército realista. Ella fue jefa de batallones indígenas donde demostró gran responsabilidad y capacidad de organización, logrando armar un batallón de guerrilleros indígenas y también grupos de mujeres colaboradoras de la resistencia a los españoles en los diferentes pueblos del alto Perú. Sus hazañas y valentía está representada en el Sitio de La Paz y a Sorata en donde tomó parte activa, ordenando detener el río que pasa por la ciudad para provocar una inundación que debía romper los puentes y aislar a la población, pero este plan fracasó puesto que el general realista, Segurola, recibió ayuda de cinco mil hombres que destruyeron los planes de los rebeldes. Tiempo después, Bartolina Sisa fue capturada, torturada y cruelmente asesinada.
Marcela Castro (1781)
Marcela Castro fue acusada de alentar el alzamiento Tupacamarista en Marcapata y de no haber delatado a los que intervinieron en él. Por esto, se le aplicó feroz sentencia de ser arrastrada a la cola de una bestia, llevando una soga al cuello, siendo así conducida por las calles para que sea objeto de burla luego fue descuartizada y su cabeza fue puesta en el camino que sale para San Sebastián, un brazo en el pueblo de Sicuani, otro en el puente de Orcos, una pierna en Pampamarca, otra en Ocongate y el resto del cuerpo quemado en una hoguera en la plaza y sus cenizas arrojadas al aire. Esto provocó más la ira de la gente hacia las tropas realistas.
Día de la madre
El 27 de mayo de 1812 se conmemora el día de las valerosas heroínas de la Coronilla, quienes sacrificaron sus vidas por combatir a las tropas realistas españolas.
Hicieron frente al ejército de Goyeneche quien se dirigía a la ciudad de Cochabamba, con el afán de frustrar la revolución de Esteban Arce. Como no había hombre en la ciudad pues estos estaban en otra batalla, son las mujeres que tomas toman armas para hacer frente a los españoles.
Las Heroínas de la Coronilla, mujeres valerosas que lucharon por la Patria durante la Guerra de la Independencia, inspiraron para que en 1927 mediante Ley del 8 de noviembre, el presidente Hernando Siles Reyes rinda su homenaje, instituyendo el 27 de mayo como el Día de la Madre en Bolivia.
Gregoria Apaza (1781)
Gregoria Apaza, llamaban " La Virreina ", luchó al lado de los hermanos Katari en coordinación con el plan revolucionario de Túpac Amaru. Su acción al lado de las guerrilleras fue activa y su labor fue decisiva en el aprovisionamiento de las rebeldes. Fue hecha prisionera junto con Bartolina y fue condenada por el Oidor Diez de Medina en la misma forma cruel con que usó para su cuñada. Sus miembros despedazados, enviados a diferentes lugares, su cabeza puesta en una picota y el resto de su cuerpo quemado, para que sus cenizas fueran arrojadas al viento
Juana Azurduy de Padilla (1821)
Juana Azurduy nació en Toroca, población aledaña a Chuquisaca, ubicada en la Intendencia de Potosí del Virreinato del Río de la Plata, hoy municipio de Ravelo, departamento de Potosí, actual Bolivia, el 12 de julio de 1780.
Perteneció a una familia altoperuana de buena posición económica, su padre era propietario de varias fincas en las zonas, su madre era de Chuquisaca, además un hermano suyo falleció siendo niño, pero quedó huérfana en forma imprevista por lo que debió completar su crianza alternando entre sus tíos y temporalmente en un convento.
Luchó en las guerras de independencia hispanoamericanas por la emancipación del Virreinato del Río de la Plata contra la Monarquía española y asumió la comandancia de las guerras que conformaron la luego denominada Republiqueta de La Laguna, por lo que su memoria es honrada en la Argentina y en Bolivia.
Juana Azurduy es la máxima heroína de la Independencia Americana y su vida un verdadero ejemplo de la entrega a la revolución y a la lucha por la libertad de sus semejantes. El Alto Perú era el corazón del sistema colonial español y del genocidio indígena. Allí los indios enviados al socavón del Potosí eran despedidos para nunca más volver. Morían a los veinte años de edad con los pulmones perforados, a los dos años de llegar a la bocamina. Allí todas las injusticias eran realizadas en nombre del rey de España. Los azotes eran el trato habitual para el indio. Juana, una hermosa mujer de familia criolla, habría podido tener una vida acomodada de mujer casada. En lugar de ello prefirió el combate sin cuartel por la libertad. En esa lucha perdió de la manera más cruel a sus cuatro hijos pequeños, destruidos por el hambre, las penurias y el paludismo. Vio la cabeza de su esposo el héroe Padilla clavada en una picota carcomida por los gusanos. Así, Juana, vio morir a sus cuatro hijos y combatió embarazada de su quinta hija. Cuando queda viuda y con su única hija, se unió en la defensa del Norte de Argentina bajo el servicio de Martín Miguel de Güemes. Tras la muerte del caudillo, sin más combate, quedó carente de recursos para volver a su patria. Su vida transcurrió en Salta reclamando inútilmente a Bolivia sus bienes confiscados. Recién en 1825, el gobierno salteño le otorgó dinero para su regreso. Murió a los 82 años, olvidada y en la mayor pobreza. Se la enterró en una fosa común sin los honores ni las glorias que su accionar y compromiso por la patria merecía.
Manuela Gandarillas
Manuela Gandarillas (1752 - 1812), fue una aristócrata local que lideró a las denominadas “Heroínas de la Coronilla” que el 27 de mayo de 1812 se enfrentaron al ejército español comandado por el General José Manuel de Goyeneche, cuando éste intentó tomar la ciudad de Cochabamba al verla desguarnecida. Murió a causa de una herida en el pecho durante la batalla. De acuerdo al historiador Edmundo Arze, los padres de Manuela fueron José Eras y Gandarillas y Margarita Fernández. Su padre había defendido, como ella haría después, la independencia del país, por lo que había sido fusilado.
Junto a ella combatió un grupo de aguerridas mujeres e incluso de niños, quienes munidos de palos y piedras la siguieron al fragor de la batalla para defender sus ideales de libertad. Sin embargo, la fuerza del invasor fue superior y Goyeneche la hirió en el pecho, instante en el cual ella tomó la sangre que le brotaba para arrojársela en la cara como un gesto de desprecio, antes de caer muerta. El valiente gentío subversivo conformado por mujeres fue brutalmente masacrado por el ejército español que venía de vencer a las tropas del guerrillero tarateño Esteban Arze, contra el cual había luchado el 24 de mayo de 1812 en el Quehuiñal, lugar donde el ejército patriota ofrendó su vida en aras de la libertad.