FACTORES QUE INFLUYERON EN LOS PROCESOS REVOLUCIONARIOS
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REFORMAS BORBÓNICAS
Las llamadas reformas borbónicas fueron una serie de medidas y modificaciones que se implementaron a todos los niveles tanto en España como en los territorios hispanoamericanos en la segunda mitad del siglo XVIII.
En general la vida colonial en el Virreinato del Perú y, sobre todo en Charcas había experimentado escasos cambios desde fines del siglo XVI. El sistema administrativo se había consolidado plenamente desde las reformas del Virrey Toledo, y el estado colonial, tanto en el aspecto político como en el económico, municipal y social, no habían mostrado cambios muy notorios.
Con el siglo XVIII, en cambio, coincidiendo con la extinción de la familia de los Habsburgo y la entronización de la nueva dinastía borbónica, las cosas tomaron un giro muy diverso especialmente en la segunda mitad del siglo.
Con los nuevos reyes, el monarca siguió siendo la figura central, solo que ahora la base política y jurídica de la monarquía dejaba de ser la tradicional y que fue bien definida por los pensadores del siglo de Oro, para afirmarse no ya en el europeo Derecho Divino de los reyes, sino en los postulados de la nueva filosofía ilustrada, que en el campo político se manifestaría con las doctrinas del Despotismo Ilustrado.
Sin embargo, el deseo de establecer reformas para superar la decadencia de los últimos decenios del siglo XVII, que también se manifestó en las Indias, convirtió el antiguo Consejo de Estado en un conjunto de secretarías del Despacho Universal. Una de ellas, la Marina e Indias, con sus departamentos de Gracia y Justicia, Guerra, Hacienda y Comercio y Navegación, empezó a intervenir en América permitiendo que los ministros intervinieran como no se había hecho jamás en los tiempos anteriores. Esto significó la anulación del Consejo de Indias, organismo que recibió un duro golpe de gracia por Carlos III.
Con aquellos Ministros eficientes y muy preparados en los nuevos métodos racionales, aunque muchas veces carentes de la menor noción de la tradición y la mentalidad española o colonial, los Borbones realizaron numerosas reformas en España y en las Indias.
Causas
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Pérdida de la hegemonía de España en el mundo a lo largo del siglo XVII
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Pocos ingresos fiscales.
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La mayor presencia de productos de contrabando en los reinos americanos lo que producía graves pérdidas a los productos españoles.
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La corrupción en los cargos oficiales derivados de la venta de los puestos y de su ocupación por familiares o personas cercanas.
Página 20 del texto
Editorial GES
La palabra BORBÓNICA, hace referencia a la casa real de origen francés de la dinastía de los Capeto.
Carlos III el gran reformador
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Los monarcas Borbones gobernaron sin problemas se sucesión durante todo el siglo XVIII. A Felipe V le siguió en 1746 Fernando VI que gobernó hasta su muerte, en 1759, heredando el trono su hermano Carlos III. Este rey inició su gobierno a los 43 años, después de haber reinado 25 años en Nápoles, por lo que gozaba de larga experiencia política. Fue sin duda el mejor y el más inteligente de los Borbones y, por eso, la mayor parte de las reformas administrativas se hicieron bajo su mandato.
Al comienzo del siglo XVIII la administración territorial no sufrió alteraciones mayores; las gobernaciones y capitanías generales mantuvieron su función modificándose tan solo detalles de demarcación y jurisdicción. Las transformaciones radicales de la vieja organización vendrían a fines del siglo cuando Carlos III estableció las intendencias.
Por otra parte, los dos grandes y tradicionales Virreinatos, México y Perú, se vieron disminuidos en sus límites territoriales, so solo por la creación de intendencias sino también por la creación de nuevos Virreinatos: en 1717 se creó el de Nueva Granada; desaparecido por un tiempo, se restableció en 1739. En 1776 se creó el Virreinato de Buenos Aires, cuya importancia fue trascendental para Charcas en el siglo XVIII.
El Virreinato del Perú sufrió la separación de inmensos territorios con la creación de los Virreinatos de Nueva Granada y de Buenos Aires, lo que quedó del Virreinato del Perú se vio, a su vez dividido en ocho intendencias.
Creación de intendencias
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Los monarcas Borbones gobernaron sin problemas se sucesión durante todo el siglo XVIII. A Felipe V le siguió en 1746 Fernando VI que gobernó hasta su muerte, en 1759, heredando el trono su hermano Carlos III. Este rey inició su gobierno a los 43 años, después de haber reinado 25 años en Nápoles, por lo que gozaba de larga experiencia política. Fue sin duda el mejor y el más inteligente de los Borbones y, por eso, la mayor parte de las reformas administrativas se hicieron bajo su mandato.
Al comienzo del siglo XVIII la administración territorial no sufrió alteraciones mayores; las gobernaciones y capitanías generales mantuvieron su función modificándose tan solo detalles de demarcación y jurisdicción. Las transformaciones radicales de la vieja organización vendrían a fines del siglo cuando Carlos III estableció las intendencias.
Por otra parte, los dos grandes y tradicionales Virreinatos, México y Perú, se vieron disminuidos en sus límites territoriales, so solo por la creación de intendencias sino también por la creación de nuevos Virreinatos: en 1717 se creó el de Nueva Granada; desaparecido por un tiempo, se restableció en 1739. En 1776 se creó el Virreinato de Buenos Aires, cuya importancia fue trascendental para Charcas en el siglo XVIII.
El Virreinato del Perú sufrió la separación de inmensos territorios con la creación de los Virreinatos de Nueva Granada y de Buenos Aires, lo que quedó del Virreinato del Perú se vio, a su vez dividido en ocho intendencias.
Desarrollo social y cultural
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El bienestar económico evidente en algunas esferas sociales durante el siglo XVIII permitió el surgimiento de una nueva clase burguesa de comerciantes audaces. Generalmente, eran peninsulares o descendientes suyos venidos para establecer sus comercios, que lograron relacionarse con la aristocracia criolla, dando así nacimiento a una clase social alta con hábitos y pretensiones señoriales. Estos grupos manifestaron una actitud diferente a la que hubieran mostrado en el siglo XVII. Ahora, enfrentaron la nueva realidad de trabajo y comercio, dejándose influir por las mentalidades más prácticas de franceses e ingleses. A su vez ostentaron una fuerte conciencia criolla o paisana.
En la sociedad culta de los diversos países americanos aparecieron personajes, generalmente criollos, que se constituyeron en representantes típicos de la cultura del siglo XVIII.
No debe dejar de mencionarse, también en el campo cultural, la aparición de los primeros periódicos siendo los más importantes “El Diario Literario” de México, “El Diario Erudito y Comercial” de Lima y, sobre todo, “El Mercurio Peruano”.
Expulsión de los jesuitas
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Seguramente, la medida más notoria que los Borbones tomaron dentro del Patronato Real fue la expulsión de los jesuitas en 1767. No fueron los únicos monarcas europeos en decidirlo, pues sólo actuaron como continuadores de portugueses y franceses. Las consecuencias de la expulsión fueron, sin embargo, las más graves que pudieron sufrir las coronas europeas.
Los jesuitas desde el comienzo, tuvieron gran influencia religiosa, puesto que pudieron penetrar muy eficazmente en la educación intelectual de universidades y colegios, en la formación técnica de artesanos, orfebres, artistas, talladores, etc., así como en el desenvolvimiento de la vida familiar y social de los centros mineros.
Con el espíritu moderno que caracterizó a la Orden desde su nacimiento, inspirado por Ignacio de Loyola, permanecieron siempre activos, creando industria, formando haciendas y levantando obrajes, todo lo cual les dio gran poder económico.
Tal vez donde más se notó la eficacia de su espíritu empresarial fue en las Misiones, verdaderos pueblos, originales en su estructura comunal, donde convivieron los indígenas, estos se instalaban en lugares imposibles de conquistar o aisladas casi totalmente por selvas y ríos. A ellas no podían penetrar las autoridades ni los encomenderos. El comercio que generaron no pasaba por las aduanas ni trámites fiscales y fue siempre floreciente, activo y fructífero, yendo a parar todas las ganancias a la comunidad indígena que las producía.
Descontentos y protestas
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Si bien muchas de las medidas borbónicas fueron necesarias y fueron oportunas para obtener una reorganización y una centralización de Imperio español, es indudable que no fueron prudentes, cayendo muchas veces en torpes precipitaciones. Todo esto fue produciendo, a fines del siglo XVIII, una sensación de descontento, las protestas se transformaron en los famosos motines anti fiscales, que perturbaron mucho la paz de la sociedad colonial. Los motines se convirtieron en graves rebeliones o alzamientos cuando los problemas de fiscalidad afectaron a los grupos raciales de quechuas y aymaras en la zona andina que dio lugar a la aparición de grandes caudillos como Tomás Katari, Túpac Amaru y Túpac Katari, en la gran rebelión indígena de 1780 a 1782, que estremeció a América Meridional, desde el sur de Colombia hasta el norte de Argentina y Chile poniendo en apuros a ambos Virreinatos.[1]
Fuente: [1] Los Borbones en América, María Eugenia del Valle
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CREACIÓN DE LA UNIVERSIDAD SAN FRANCISCO XAVIER
Egresados notables
Juan Misael Saracho
Periodista y político boliviano, décimo octavo Vicepresidente de la República de Bolivia en dos oportunidades: de 1909 a 1913 y 1913 a 1915.
Mariano Moreno
Abogado, periodista y político rioplatense, uno de los principales ideólogos e impulsores de la Revolución de Mayo y que tuvo una importante actuación como uno de los dos secretarios de la Primera Junta, resultante de la misma.
Aniceto Arce
Abogado, empresario y político boliviano. Ocupó la presidencia de su país del 15 de agosto de 1888 al 11 de agosto de 1892.
La Universidad de Charcas, tuvo su Real Cédula fundacional muy posterior al de las universidades de Santo Domingo, Lima México y Córdoba. El emperador Carlos V le concedió la fundación mediante Real Cédula de 11 de julio de 1552, fue obra del fundador de la Universidad de Lima, Fray Tomás de San Martín, primer Obispo de la Diócesis. No se sabe con precisión las razones que influyeron para que se postergara la aplicación de esta Real Cédula fundacional. Algunos historiadores como Rodríguez Cruz, opinan que tal vez se debió a la muerte de su promotor Fray Tomás, ocurrida el 29 de marzo de 1554; años después, cuando inició sus actividades, tuvo una destacada actuación en el campo académico y político del Alto Perú.
Fue en el siglo XVII, cuando Charcas logró su universidad, pero no precisamente por efecto de la Real Cédula, sino más bien por iniciativa de la Compañía de Jesús, cuyas gestiones fueron decisivas para lograr su creación. Con anterioridad se realizaron otras peticiones a la corona, tanto desde la sede arzobispal, como de la Real Audiencia. En 1621, los jesuitas fundaron un colegio, cuyo funcionamiento oficial en 1623 estuvo a cargo del rector del colegio de La Plata, padre Luis de Santillán; fue este plantel jesuítico el que posteriormente dio origen a la erección universitaria.
Poco después, el 27 de marzo de 1624, el provincial Juan Frías de Herrán, fundó oficial y solemnemente, estableciendo la primera estructura curricular, sus primeras constituciones y reglamentos que corresponden a la etapa jesuítica, así como que se le diera autoridad y reconocimiento a la Compañía para dirigir la institución y otorgar los grados académicos respectivos.Las primeras materias que se dictaron fueron Teología Escolástica, Teología Moral, Filosofía, latín y el lenguaje nativo Aimará. Más tarde en 1681, bajo la autoridad del Arzobispo Cristóbal de Castilla y Zamora, se incluyó derecho canónico.
Ese tipo de organización influyo directamente en la educación, porque si bien, la enseñanza impartida en la mayor parte de las universidades hispanoamericanas en los siglos XVI, XVII y XVIII, se reducía al conocimiento de la lengua latina, los estudiantes de nuestra Universidad, llegaron a familiarizarse con la lectura y estudio de los mejores poetas clásicos, con la comprensión y análisis filosófico, que comprendía el estudio de la lógica, física, metafísica, teología, escolástica, cánones y escrituras.
La expulsión de los jesuitas en 1776 fue un duro golpe para la instrucción pública en Chuquisaca. Sin embargo, se inició una nueva etapa en la historia de la Universidad de Charcas, llamada juristica, la Universidad no perdió su misión de forjar a la nueva juventud, ni tampoco permitió que se perdiera el objetivo de preparar a los jóvenes para que fueran partícipes activos en el proceso de la emancipación americana.
La Universidad de San Francisco Xavier de Chuquisaca en el Alto Perú, hoy Bolivia, fue importante por diversos aspectos en su trayectoria histórica. Es destacable el esfuerzo desempeñado por la Compañía de Jesús, impulsora y fundadora de la institución, hasta su expulsión de los Reinos de España en 1767. Esta Universidad se convirtió en una de las más reconocidas del Nuevo Mundo, es imposible negar su gran relevancia e importancia en la historia sudamericana.
En lo que respecta a su destacada labor en el proceso de emancipación, el claustro de la Universidad tuvo una actuación relevante en los acontecimientos de la Revolución de Chuquisaca, el 25 de mayo de 1809. Esta demostración indica el carácter de su indiscutible desempeño, en la independencia de las colonias americanas del imperio español, a través de la educación de un importante número de líderes, quienes más tarde formaron los primeros gobiernos independientes del Cono Sur.
La República de Bolivia, en consecuencia, se creó al amparo de la Universidad de San Francisco Xavier, donde se profesionalizaron varias de las más ilustres personalidades políticas, científicas e intelectuales de la historia republicana y moderna de la nación en los siglos XIX y XX. Asimismo, esta Casa de Estudios Superiores fue la primera del país en alcanzar el carácter de Universidad Autónoma en el año 1930, tras arduas disputas con los gobiernos de turno, pero que se consolida a través de un referéndum nacional, acto democrático en el que el pueblo mayoritariamente apoya la ansiada Autonomía Universitaria y que se inscribe en la Constitución del año 1931; siendo elegido como primer Rector autonomista, el ilustre escritor y Doctor en Medicina Jaime Mendoza. También, San Francisco Xavier, se constituyó en la principal trinchera de lucha en la reconquista de la democracia, hecho ocurrido el año 1982.