CENTRAL OBRERA BOLIVIANA
ANTECEDENTES
La Central Obrera Boliviana (COB) constituye la más importante realización y experiencia sindical de las masas bolivianas en los campos organizativo e ideológico, posteriormente sólo opacada por la Asamblea Popular. Si hubo realmente inmediatamente después de 1952 un verdadero comando revolucionario de las masas, ese fue la Central Obrera Boliviana de la primera época.
Ni duda cabe que la Central Obrera Boliviana mejor que ninguna otra organización reflejó directamente la apasionada y persistente lucha partidista e ideológica librada en el seno de los sindicatos obreros.
Inmediatamente después de la Revolución Nacional, fue la Central Obrera Boliviana el poder político más importante y se convirtió en el escenario de la disputa por lograr el control político del país. Todo esto viene a confirmar la preeminencia del proletariado, particularmente de su sector minero, en el proceso revolucionario, cuestión que aún sigue en debate en el plano teórico.
A partir de la segunda década del presente siglo, la clase obrera boliviana tuvo la preocupación fundamental de poner en pie su comando único en escala nacional. Fracasaron, una y otra vez, los numerosos ensayos en ese sentido. No hay duda que eran verazmente revolucionarias algunas de las plataformas aprobadas por los diversos congresos obreros nacionales, con la intención de que sirviesen de cimiento a las proyectadas confederaciones de trabajadores. El experimenta hecho en ese sentido antes de la catastrófica guerra del Chaco fue la piedra de toque para las diversas corrientes ideológicas de la época tuvo relativo éxito, pero no pudo sobrevivir a la áspera pugna desencadenada entre las tendencias anarquistas y marxistas. Toda unidad y cooperación entre estas fuerzas antagónicas fue por demás efímera y llena de vericuetos y malos entendidos.
El aplastamiento de los librepensadores permitió que floreciese por muy breve tiempo la unidad obrera alrededor de la bandera de la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia, que se presentó como revolucionaria, marxista y heredera de todo lo positivo que se había hecho antes. Conoció rupturas timoneadas por figuras puramente obreristas, por las corrientes marofistas (seguidores del comunista Tristán Marof), el imperialismo norteamericano y otros.
Si la CSTB (Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia) concluyó aplastada por el propio y pujante movimiento proletario, si no pudo adaptarse organizativa e ideológicamente a las nuevas modalidades del sindicalismo se debió a su total sometimiento a la orientación política impresa por el stalinista Partido de la Izquierda Revolucionaria invariablemente comprometido con la reacción rosquera
La Confederación Sindical de Trabajadores, de Bolivia concluyó como un imitación de central obrera condenada a seguir las sinuosidades de la política del Kremlin. Por un momento pudo explotar la tendencia instintiva de los trabajadores hacia la unidad, pero estuvo atacada de una aguda e irremediable endurecimiento, esto desde su primera infancia, lo que no le permitió superar la autocrítica, sus innumerables y constantes errores.
La Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia no fue más que la fuerza de choque del Partido de Izquierda Revolucionaria y su misión se redujo a dar un tinte popular al contubernio de la presunta izquierda con la rosca minera. Debutó prestando un ministro “obrero” al gobierno militar presidido por el coronel David Toro, al que testarudamente llamó “socialista”. Más tarde fue masa, base de sustentación artesanal, tanto de la Unión Democrática Boliviana como del Frente Democrático Anti-fascista. Actuó también como contingente electoral que aseguró el triunfo de los candidatos parlamentarios piristas, muchos de ellos envueltos en trajines francamente contrarios a los intereses obreros. La conducta de la CSTB fue francamente de colaboración con la clase dominante.
La Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia fue la última central artesanal, este hecho decisivo fue que contribuyó a definir su estructura organizativa y su orientación ideológica. Para la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia los sectores genuinamente proletarios, poco numerosos con relación al artesanado, por ejemplo, debían estar sometidos en la práctica lo estaban por la proporcionalidad en las representaciones con referencia al volumen demográfico de las organizaciones- a la dirección artesanal, que constituía una de las tradiciones conservadoras de nuestro sindicalismo. Muchos de los organizadores sindicalistas del pasado salieron del artesanado y se formaron en los viejos partidos de izquierda, constituyéndose en una especie de inteligencia pequeño burguesa. En su conducta se percibe mucho de la herencia del pasado pre-capitalista, de los gremios artesanales y una inclinación natural hacia el parlamentarismo y la cooperación con la clase dominante.
CENTRAL OBRERA NACIONAL
El bloque político conformado por la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia y el Partido Obrero Revolucionario envío al parlamento de 1947 una fracción de senadores y diputados llamada Bloque Minero Parlamentario fue uno de los factores que en mayor medida contribuyó a la estructuración de la llamada Central Obrera Nacional (CON), el más serio esfuerzo realizado hasta entonces para sustituir a la ya caduca Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia por una central proletaria. El stalinismo adoptó abiertamente una conducta contrarrevolucionaria y se esforzó por seguir atrayendo a las masas hacia las posiciones de la CSTB que controlaba de manera directa.
Un grupo de dirigentes mineros, gráficos y fabriles concibió y lanzó la idea de ir a la formación de una nueva Central, que viniera a sustituir la dirección de la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia, cuyos líderes de habían convertido en instrumentos dóciles de la burguesía.
El 11 de diciembre de 1946, es decir, casi inmediatamente después del importante congreso de Pulacayo, la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia se reunió con portavoces de la Federación de Trabajadores en Harina, La Federación Nacional de Trabajadores Gráficos y la Unión Sindical de Fábricas de Oruro, a fin de sentar las bases de la futura Central Obrera Nacional. Se acordó dirigirse a las bases de diferentes organizaciones laborales para que se integren a la nueva Central y preparen un congreso nacional de trabajadores. En la convocatoria para la organización de la Central Obrera Nacional se consignaba el principio de la proporcionalidad de los sectores sociales según su importancia, esto para la designación de delegados ante la Central, de esta manera los trabajadores mineros serían la fuerza decisiva.
No cabe duda que la Central Obrera Nacional era cien por cien revolucionaria, pues debe tenerse presente que fue modelada por la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia a su imagen y semejanza y su finalidad confesada públicamente no era otra que la de luchar por la materialización de la “Tesis de Pulacayo”. En las circunstancias bajo las que en ese momento vivía el país, tal puritanismo ideológico revolucionario llevaba implícito el riesgo de convertirse en sectarismo. Las tendencias aislacionistas que actuaban eran externas y violentaban las decisiones de sus dirigentes que deseaban vivamente atraer hacia la Central Obrera Nacional tanto a todos los sectores proletarios, de la clase media como de los campesinos.
Siguiendo una de las tradiciones más importantes del sindicalismo boliviano, del movimiento marxista y como un anticipo de lo que será después la Central Obrera Boliviana, la Central Obrera Nacional organizó a los campesinos sindicalmente, los incorporó a su seno y desarrolló una impresionante campaña de denuncias, ligándola, como siempre, a su lucha contra la rosca, contra la Confederación Sindical de Trabajadores de Bolivia y contra el pirismo stalinista.
CENTRAL OBRERA BOLIVIANA
La COB fue fundada el 17 de abril de 1952 en el marco de la Revolución Nacional del 9 de abril de 1952. Lo primero que hay que apuntar es que en la Central Obrera Boliviana revive la Central Obrera Nacional, no solamente como ideología, como tradición, sino hasta como continuidad humana. No puede haber la menor duda de que la COB, de igual manera que la organización sindical que la antecedió, han sido las grandes creaciones revolucionarias de la Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia, no en vano logró expresar la finalidad estratégica del asalariado y proyectó sobre todo el país su conciencia de clase traducida en programa, en teoría.
Pronto La Central Obrera Boliviana era el verdadero amo del país y en cierto momento el único poder digno de este nombre. Juan Lechín encarnó, en ese entonces, el radicalismo de las masas, su influencia creció desmesuradamente, se convirtió en la voluntad absoluta e indiscutida. Su fortaleza enraizaba en el poderoso empuje de las masas, con todas sus contradicciones era la expresión cabal de la realidad de ese momento: producto del ascenso instintivo de los explotados. Su tremenda debilidad que se hizo palpable solamente más tarde, también era producto del nivel alcanzado por el proletariado en su esfuerzo por convertirse en clase para sí. Lo que en la clase fue la base de la evolución política futura la lucha consciente o política se basa en la maduración y superación de la actividad instintiva, en el líder; vale decir en el político, se convirtió en el muro infranqueable de sus limitaciones y de su caducidad. Ni duda cabe que en los primeros momentos de la revolución Lechín representaba los intereses de la clase obrera pero solamente en la medida en que repetía el programa porista, lo que fue posible gracias a la tremenda radicalización de las masas.
PACTO MILITAR CAMPESINO
El Pacto Militar Campesino puesto en marcha durante el gobierno de René Barrientos, como un instrumento político de control del agro y respaldo a los gobiernos de las Fuerzas Armadas.
Barrientos fue un hombre de increíble carisma personal. Dominaba perfectamente el quechua de su natal Cochabamba y muy pronto sintonizó con los campesinos. Su simpatía genuina por este sector del país, probablemente originada en sus años de infancia y juventud en Tarata, lo llevaron a apoyar su gobierno en los campesinos que transfirieron sus simpatías por el MNR y sus logros agrarios al Gral. Este apoyo fue decisivo para consolidar un poder que enfrentó a los sectores populares urbanos y mineros y se estrelló sin contemplaciones contra las organizaciones políticas de izquierda. En la dimensión del mundo rural Barrientos fue un neto heredero del MNR y, con más encanto personal que su predecesor, logró seducir a la mayoría de los quechuas y aimaras. Es verdad que el prebendalismo[1], la manipulación de las dirigencias campesinas, sumadas a la presencia permanente del Presidente en las poblaciones más alejadas, contribuyeron a este “idilio” cuyo eje fue la curiosa alianza entre militares y campesinos que tuvo un valor inestimable de sustentación de este régimen militar y los que le sucedieron hasta 1982.
La intermediación entre el aparato sindical campesino y el Estado, fue inicialmente asumida por el propio Barrientos que logró proyectar en los campesinos una imagen paternal y suavizar la institucionalización de coacción encarnada en el “pacto”. De esta manera el ejército logró asumir el control directo del funcionamiento del aparato sindical campesino.
Sin embargo, este control y subordinación del movimiento sindical a la institución militar no se pudo imponer homogéneamente y sin conflictos sobre toda la población rural. Fue más eficaz en la zona de Cochabamba de donde era oriundo Barrientos, pero no así por citar en Potosí. Especialmente el rechazo llegó cuando quiso poner en práctica la reforma fiscal, según la cual los campesinos debían pagar un impuesto único agropecuario, por la propiedad de la tierra. Como parte de una campaña de propaganda realizada en varias regiones del país, Barrientos llega a Achacachi en diciembre de 1968 donde fue recibido con gran hostilidad y echado a pedradas del lugar. De allí surgirá la primera expresión del campesino disidente, el bloque independiente campesino que se opuso al pacto, se afilió a la COB.
[1] Prebendalismo: Cuando los funcionarios electos del gobierno sienten que tienen derecho a compartir los ingresos del gobierno.